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Tomando el control

La mujer, de manera natural, está capacitada para tener entre 12 a 15 hijos a lo largo de su vida, de los cuales en promedio sobreviven entre 8 y 10. En este caso hipotético, la mujer tiene largos periodos de lactancia antes de un nuevo embarazo y algunos ciclos menstruales entre cada uno de ellos, alcanzando unos 150 periodos menstruales a lo largo de su vida. Esta fertilidad descontrolada, en el pasado fue prácticamente obligatoria en aquellas mujeres que tenían una pareja heterosexual, lo que les dificultaba las posibilidades de estudiar una carrera o ejercer autonomía sobre sus cuerpos. Era tal el nivel de desesperación de las mujeres, que tomaban decisiones de alto riesgo para intentar controlar su fertilidad, tales como: la ingesta de hierbas peligrosas, lavados vaginales o la creación de “pócimas anticonceptivas” que muchas veces las llevaban a la muerte.

Antiguamente, las mujeres se enteraban de su embarazo recién con los primeros movimientos fetales (18-20 semanas), ya que no existían las pruebas de embarazo ni menos las ecografías. Esta certeza tardía hacía mucho más ineficiente e insegura la interrupción del embarazo. Muchos de los bebés que nacían eran abandonados, en otros casos se practicaba el infanticidio o bien se entregaban al cuidado de parientes o desconocidos, padeciendo descuidos e incluso la muerte. La historia recoge la expresión “crear un ángel”, la que se usaba cuando se dejaba morir un niño no deseado.

En 1920, se describe en el mundo de la ciencia la existencia de los días fértiles, dando inicio a una nueva etapa en la relación de la mujer con su cuerpo y su sexualidad. Fue entonces cuando se empezó a desarrollar la base científica del control de fertilidad. A inicios de 1960 se crearon los primeros dispositivos intrauterinos y la primera pastilla anticonceptiva, lo que llegó a cambiar radicalmente la vida de las mujeres. Esto permitió que ellas tuvieran la posibilidad de separar su sexualidad de la fertilidad y que pudieran vivir la maternidad de manera deseada y planificada.

Actualmente, las mujeres tienen aproximadamente 450 menstruaciones durante su vida, el acceso a anticoncepción es habitual ya en casi todos los países. Existe gran variedad de anticonceptivos y la elección es individual: la mujer puede elegir libremente si desea usar un método anticonceptivo y cuál es el que más le acomoda. Además, el uso de anticonceptivos no solo se centra en anticoncepción, también en sus múltiples beneficios adicionales, algunos mejoran el acné, otros ayudan a disminuir los sangrados menstruales e incluso el riesgo de algunos cánceres. Para aquellas que no desean tener hijos o ya no quieran tener más, el acceso a la esterilización está disponible y ya no depende del número de hijos, de la edad, ni de la autorización de la pareja, como lo fue en algún momento: es una decisión de la mujer.

Todos estos años de estudios y avances en control de fertilidad han estado centrados en mujeres, dejando de lado los estudios con hombres, limitando sus posibilidades al uso del condón masculino (menos seguro en control de embarazo) y a la vasectomía (método invasivo e irreversible en su mayoría). Sin embargo, las investigaciones están avanzando y es cuestión de tiempo que se comparta el control de la fertilidad entre ambos sexos. Este cambio será lento y tendrá que ir de la mano con la confianza en el hombre, quizá en un inicio la mayoría de las mujeres prefieran continuar con su método anticonceptivo, finalmente es la mujer quien se embaraza.

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